lunes, 14 de diciembre de 2015

COMENTARIO DE DICIEMBRE



a fin de cuentas, yo no escribo poesía, ni siquiera soy un escritor, mas bien soy un reportero.  no hago poemas hago reportajes sobre la poesía como una intención de acercarme a ella en son de pedirle la mano, de comprometerme.. 

No  tengo libros de poesía.  Si te pones a ver bien, un libro publicado es un semilibro que culmina como libro cuando tiene aunque sea un lector.. 

yo tengo semilibros en proceso de descomposición por la mirada de cientos de lectores que no lo terminan o que ni siquiera lo abren.. 
son malditos espías utilizando la palabra mágica abracadabra...para ver si aparece el conejo de marras.

jueves, 19 de noviembre de 2015

la pandilla rota







Ahí estaba. Sentado en su sillón de terciopelo color sangre, en la abismada tarde de octubre, Poncio Pilatos, miraba con impenetrable intensidad la vasija de latón como si quisiera escudriñar los secretos de la gente en los mercados.  Las abolladuras, su comprensible degradación, su brillo opaco, mate, la nostálgica mirada se posaba cada vez más en ese objeto cotidiano cansado por tanto uso que le había dado en todos estos años y que continuaba acompañándolo como un familiar roto y decrépito.  Pero esta vez no podré lavarme las manos al tomar una decisión sobre un hombre acusado de no sé qué cosas que no encuentro delito alguno. Quedar bien con la secta? Echármelos de enemigos? Contradecir a Roma? Todos estos predicamentos le asaltaban su mente confundiéndolo cada vez. Atropellando su sensatez. En eso estaba cuando le vino de sorpresa esa lejana canción de cuna que le cantaba la mujer que lo atendía desde que nació en el barrio de Talava. Una incomprensible canción que guardaba ecos de una dulzura de mar y de cielo.
Y ese sorpresivo estado de atolondramiento de fugaces llamaradas y recordatorios descuidados ante tamaña decisión que debía tomar a más tardar mañana en la tarde después de la hora de los gallos, no lo pensó dos veces y mandó a llamar a su asistente, un joven griego que se le unió después de la batalle de Kalima un pueblito cerca de Macedonia de gente con más cara de hambre que de aspiraciones remotas sobre riquezas basadas en el oro. Un joven que le demostraba una diligencia y una finura infernal en sus quehaceres que él le mandaba a hacer sobre cosas de la administración de estos territorios conquistados por el imperio. Me voy a ir por las buenas. Por el lado correcto de la ley. Se le escucho apresurado por el pasillo que conducía a su escritorio. Entró mostrando una barba retecuidada y enseguida la expresión del amanuense “mande mi señor”.
Mira Agustión, tu sabes que tengo entre mis manos que tomar una decisión sobre ese hombre acusado por los israelitas, el que dice que es rey, el de los milagros etc. Bueno, quiero que me consigas toda la legislación romana y me saques un resumen de las cosas que me son útiles para tomar mi decisión.
Enseguida Agustión se puso a escudriñar toda esa papelería que guardaba una pequeña biblioteca a un costado del despacho de Poncio. Él sabía que esta era la oportunidad de oro para satisfacer al Cónsul de manera de quedar a la puerta de obtener la ciudadanía romana, ya que era un indocumentado feliz pero sin papeles y eso lo ponía en una posición de segunda entre los otros adláteres que formaban un cierto tipo de consejo de seguridad del Poncio. Era conocida la sagacidad de este muchacho, su meticulosidad y fruición ante misiones imposibles que acostumbraban a darle como casos más difíciles, “démoselas a Agustín”, pero así mismo él las resolvía a cabalidad desenfrenada.
Y así, fue tanta la  intensidad de la entrega para este trabajo que yo creo que no se dio cuenta que al final fue construyendo una nueva legislación con sorprendentes argumentos jamás vistos que empequeñecían las normas establecidas de una forma tan admirable que enseguida quedabas de acuerdo que así tenía que ser. Con recias verdades fue montando una retórica que daba gusto como si se abrieran todas las puertas de la sabiduría en un querer más y más. Era imposible, una vez que leías su perorata, desviarte de ese camino recto y silencioso imperturbable.
Oh, ya lo tienes? dijo Poncio. Si mi señor, espero que sea de toda su utilidad. Y quedó solo en su escritorio y comenzó a leer. Cada vez más se convencía que era un tratado insuperable que dejaba como bebé de pecho la otrora incomparable adusta normativa imperial, hecha por un montón de las mejores mentes sabias que contaba Roma. Pero que este chiquillo locuaz había partido en dos y obtenido semejante obra en el transcurso de apenas 24 horas, como si el dios jupiter le hubiera bajado a su escritorio y dotado de todas esas ocurrencias que le daban un cuerpo tan prístino y sólido que no había para más.
Enseguida, casi sin pensarlo, rubricó con su firma el documento para presentarlo ante el senado como si fuera suyo, con lo cual escalaría enseguida hacia el prestigio y todos no harían más que arrojarse a sus pies luego de leer semejante obra, que podría ponerlo en camino hasta convertirlo en el próximo Cesar, “y por qué no”,  pero también sabía que podría correr un poco de la sangre del autor original, caso que se saliera por la tangente diciendo que era él el autor intelectual y no Poncio de Talava. Envolvió el mamotreto en un papel manila mate y amarró con una lia haciendo un lazo meticuloso.
Creó que lo podría mandar cerca de la frontera con Persia, en el pueblito ese cuchitril donde la amapola burbulle por todos lados y la gente vive en una constante alucinación montados sobre sus pobres perros orinados y cagados por doquier. No hay agua, se la imaginan. Y con eso les basta. Podría asignarle para que represente el escriva que reúna los pormenores de la vida en ese tugurio. Le otorgaría la nacionalidad algo que el anhela como el que desea a la mujer más bella.
Les dijo a los del sanedrín que hicieran lo que les viniera en gana con el tal jesus pero que él tenía que partir hacia Roma en una misión incontenible que podría cambiar el rumbo de la historia romana y su estado en el universo. Estos lo miraron mal encarados y que cuándo volvería, que no lo dejarán solos con ese tamal. Y Pilatos les dijo no estoy hecho para atender casos de corregiduría como este que me presentan envuelto en ridículo papel periódico. Quiero que sepan que no me lavaré las manos, porque a partir de ahora me haré el sordo con este caso y para eso me llevaré mi platón mimado directo a la capital que otra misión inmensa me espera que me hará mirarlos desde arriba. La secta quedó atónita confundida mirándolo de arriba abajo comentando que hierbas ha podido tomar que le cambiase su talante de cónsul con su ropaje percudido y mal planchado. Y escupieron en el suelo.
Poncio le dio la espalda y monto en su caballo bayo donde a su mujer le gustaba verlo montado, pero como si él en verdad fuera el caballo montado encima de Poncio. Eran artilugios eróticos que su mujer practicaba que la hacían sentir tan satisfecha que no necesitara de Poncio durante meses.



Continua….

jueves, 5 de noviembre de 2015

3 DE NOVIEMBRE INDEPENDENCIA








Y preguntamos qué es la patria?

Victoriano Lorenzo en su caballo bayo a por la sabana abriendo surcos de libertad. Los ríos, las quebradas, el saino.. los llanos despiertos de la cholada. Resistiendo,  resistir, resiste..

Y seguimos preguntando qué es la patria?
A María Ossa en su portal empujando, que empuja abriendo los caminos, empujando, todo pudo ser esa mañana de noviembre, pudo ser eso que somos ahora, mujer, Sara ahondando en la espesura que nos dio cuerpo, historia, nombre..

Y continuamos preguntando qué es patria?
La hojalda haciéndose, el café humeando café, la tortilla changa en el carbón… la mañana esta plateada sobre la caña de azúcar, el barro de la tinaja reposando un ratito el agua fresca..

Y preguntamos qué es la patria?
El barrio y la pelota pica en la pared de la iglesia:  pic..pic… y tu abuela a las seis te grita:  “pasa pa dentro”  y  preguntamos qué es la patria…

Y otros preguntan qué es la patria?
El arado en la tierra, la tierrita al lado de la montaña verde, el tambor, socavón de alegría un lamento, pollerón extendido en el monte de capisucias, un madrigal, un ojua…!!  y el viento airea la quincha…

Y preguntamos qué es la patria
La ciudad, la city esparcida de malls, condominios, la ciudad rabiblanqueándose en extinción, (“ya no eres mío idolatrado Ancón”)  tirando más allá al bullicio popular, su desorden vital alejándose, lejos, allá nostalgia, city que me emputa, pero que amo…

Y continuamos preguntando qué es la patria?
Y la flecha nos atraviesa de mar a mar.. nos atraviesa la ruta de otros, los destinos acalorados de historias de pueblos nos atraviesan de mar a mar, y los atravesamos a ellos con mano extendida… de hermano a hermano…

Y aun preguntamos cómo es la patria?

La patria que nos asfixia y nos respira
La patria

la pregunta infinita

a morales cruz

miércoles, 7 de octubre de 2015

HOMICIDA





Identidades con silueta

 Entre Poncio Pilato y la ecología, había una disputa a muerte.
(Como no lo registró nunca la historia, se fue de boca en boca a través de los himnos babilónicos cantados en un arameo vulgar o algo parecido al chino de las regiones del sur).

Usar el agua para lavarse las manos de sangre? 

Homicida.


Por eso resolvió, que los hombres que vivian cerca de los bosques, derribaran los mejores árboles y cortaran en tiras, para colocar el hermoso cuerpo castigado en forma de cruz. Y todo, en el romántico ocaso de abril.  Frente a los cerros, con un sol desinflado, al pie del quirófano.  Completamente rosado.

a morales cruz

sábado, 21 de febrero de 2015

Paisaje de un bolígrafo contemporáneo



cómo puede un bolígrafo que funciona para escribir cartas de amor y facturas contemporáneas  servir objeto alternativo, como arma para exterminar a otro semejante por una deuda o por "viejas rencillas".   De eso trata la fotografía contemporánea?   

Esta parece una pregunta de trivia acomodada en una franja horaria de 3 de la tarde cuando a nadie la interesa un pito ni sobre fotografía ni sobre arte contemporáneo. 
Pero este es un tema de violencia. El simbolismo es de violencia. Es un titular periodístico de violencia. Hecho por un reportero que capta temas de violencia. Echo de menos su facilidad para encantar con terminaciones que inyecta en sus reportes sobre la víctima al decir que “no se metía con nadie”.  Qué estamos viendo?  

En el trabajo de Marian que presento es menos violento que la realidad mediática suburbana de rutina. Pero no ajena, si vemos los utensilios o elementos cotidianos sometidos a la pintura, fotografía, escultura y a los rayos equis por el cual todos debemos mirar el arte contemporáneo como una eterna pregunta sobre:  de qué se trata?

Son las cosas extrañas que no deberías guardar donde no debes o donde no van.  Cómo guardar tus cepillos de diente en el recipiente de agua que abastece el sanitario. O los zapatos en el frezzer de tu nevera.  Es esto el arte contemporáneo? Ahora te toca a ti…



'Blue rectangle' 2000

Watermelon and Quince
in Balance
, 2014






















Marian Drew, artista de la fotografía, Australia, 1960.  Marian Drew, born in 1960, Bundaberg, is one of Australia's most significant contemporary photographic artists. Drew's practice, spanning more than twenty years, is characterised by innovation and exploration of photo-media. Drew has held over 20 solo shows across Australia, United States, France and Germany and is currently represented by galleries in United States and Australia. Her work is held is many major public and private collections across Australia including Australian National Gallery, Queensland Art Gallery, South Australian Art Gallery and in the J. Paul Getty Museum in the USA.






jueves, 29 de enero de 2015

hambrear el hambre








El hambre es una cosa tan bestia que, pura defensa, no deja de ser comerse a sí mismo. Esa pandemia que cada cinco segundos le quita la vida a un niño menor de 10 años o que solo hoy mismo se llevará de manera directa o indirecta a 25.000 personas (más que el ébola, el sida y la malaria juntos) era la única sombra perenne que el cronista argentino Martín Caparrós se iba encontrando a lo largo de sus reportajes sobre migraciones, guerras… La imposibilidad de conseguir comida. No podía, pues, aplazarlo más. Y ahí, tras cinco años de trabajo, nació El Hambre (Anagrama), surgido de esa necesidad del gran periodismo de escribir para entender y con la idea “delirante y estúpida”, dice el autor, de abarcar un tema “del que todos sabemos más o menos y que suele arrastrar ese aire de cliché de niñería bien intencionada cuando se aborda”.
Afirma Caparrós (Buenos Aires, 1957) que el afán omnívoro por saber de todo lo que envuelve el fenómeno del hambre quizá le haya hecho construir una especie de aleph, caleidoscopio infinito desde el que puede seguirse la gente que sufre el hambre hasta quien especula con pingües beneficios con él, pasando por los que trabajan precariamente y duro para apenas paliarla. En cualquier caso, es un cartesiano paseo de más de 600 páginas en el que, para evitar “la pornografía de la miseria” si sólo se quedaba en explicar los jirones de vida de los necesitados o el “ladrillo ilegible” si caía en traducir los ingentes informes, ha optado por una mezcla entre el ensayo y la crónica. Con esa idea, cada capítulo transcurre en un lugar del mundo que ilustra un aspecto del problema, intercalados por una historia del hambre hasta nuestros días.
Todo empezó para el autor de El interiorUna luna o Contra el cambio y Un hiperviaje al apocalipsis climático cuando una joven madre de un pueblito en el fondo de la nada de Níger, le respondió que lo que le pediría a un mago sería una vaca para poder tener leche y hacer buñuelos y así comer y ganarse algo para comprar más comida. Cuando Caparrós insistió en que al mago le podía pedir cualquier cosa, le respondió: “¿Seguro? Pues dos vacas”. “Ahí me vino el tortazo: el horizonte del deseo más grande limitado por la miseria del hambre”, resume hoy el periodista. Níger le servía como ejemplo del supuesto “hambre estructural”, inevitable (terreno árido e inculto; sequías cíclicas…). “Pero esto tiene sentido hasta que sabes que el país es el segundo productor de uranio del mundo, que explotan los chinos, que no dejan nada ahí, claro”. En Níger, la gente necesita el 70% de su sueldo para comer, apunta Caparrós en su afán de convertir las cifras en conocimiento.
Si la India sirve al autor para denunciar el modelo claramente en desarrollo, sin hambrunas, pero que mantiene a buena parte de una población desnutrida (250 millones de personas) de manera endémica generación a generación, y Sudán del Sur como paradigma de los estragos que genera un conflicto armado infinito, Bangladesh es especialmente hiriente porque es el hambre “usado como instrumento para hacer funcionar la economía: es el segundo exportador mundial de tejidos, gracias a mujeres que trabajan 12 horas seis días a la semana cobrando 200 euros al mes; sin esa amenaza del hambre eso no sería posible”. Es aquí donde Amena le contará a Caparrós, si no se lo dice a nadie, su "secreto", hablando muy bajito: a veces, pone a hervir agua y le agrega algo, una piedra, una rama, cuando los chicos no miran. "Entonces ven que estoy cocinando algo y yo les digo que va a tardar, que se duerman un ratito, que después los despierto. Y entonces se duermen más tranquilos".
En su opinión, la única solución para una tremenda injusticia (en el mundo viven 7.000 millones de personas y se produce comida para más de 12.000 millones) es “claramente política: se ha de implantar una forma moral de la economía que redistribuya la riqueza y luego hallar la fórmula política que permita esa economía moral”. Tiene claro que el argumento (capitalista) de implantar más desarrollo no garantiza la desaparición del hambre, “se estiran las desigualdades, como demuestra la India” y que las religiones fijan esta situación alimentaria: “Dios interviene sólo para justificar esas cosas; ya lo decía Teresa de Calcuta: ‘Hay algo muy bello en ver a los pobres aceptar su suerte, sufrirla como la pasión de Jesucristo’”.

Tomado de El País, España