jueves, 6 de agosto de 2009

Sábado 8





La vi esa tarde adornada con un sombrero haciéndole sombra al escote y apenas los senos dibujaban su volumen cuidadoso e insufrible por lo cual la recordaba más que nunca en un deseo sobre el que se apoderaban las canciones… el humo negro de los taxis averiados… la vida se nos iba en forma de derroche, lenta y a la vez con prisa hasta la orilla de la playa y las palmeras mezcladas con postes de luz, rajaduras en la acera ante un sol grosero manchando la pared con sus patas de luz cruzadas y grasientas… olía a barbacoa la vida en medio de una melancolía de borracho llorando canciones rancheras hasta ver la ciudad al amanecer como miran los idiotas al tránsito: de izquierda a derecha con la barriga llena y el corazón lento por graso entre papas fritas y los paragüitas que ponen los bares al aire libre… lejos de los semáforos donde se pide limosna. Sábado 8.