martes, 21 de octubre de 2014

Mirada al Miró 2014



Cuando leo los fallos del Miró me dan ganas de vomitar. No, no es porque no me lo dieron, sino por el hecho de que el Miró es un hecho literario imprescindible para los autores que esperan alguna señal de que están por lo menos en el camino (de no sé dónde), pero que sigue siendo un estímulo tridimensional de gran emoción para los ganadores.  Con mayor razón en Panamá, este revuelto y desordenado país, pero sexy,  inmerso en un paradisíaco colonialismo comercial. Como se dice,  todo concurso es arbitrario, sin embargo el Miró es el Miró y es un logro apreciable el que te lo ganes, y Lo demás es silencio que se esparce en la complicidad de los que no se lo dieron.
Este año 2014,  salud y mi respeto a todos los ganadores.

Lo notable ha sido declarar desierta la sección cuento. Denota valentía y compromiso con la buena literatura. En cuento no hubo este año literatura, según el parecer de este prestigioso jurado:  andrea (chile) y Benavides (perú). Pero eso confirma el haber realizado un buen trabajo. Hay dos cosas que pueden estar ocurriendo con los cuentistas, recordemos la gran cantidad de talleres y actividades para impulsar el género que bien saben hacer Jaramillo Levi y Carlos Wynter. Unos, están más preocupados en perfeccionar sus escritos y optaron por no enviar sus trabajos, los otros que enviaron sus obras se creyeron el cuento.

En poesía, no acierto a entender uno de ellos que más bien anda por la sicología que la literatura, es nuevamente jurado. A propósito de repetir con otro jurado que,  en varias ocasiones lo ha sido el poeta, de nuevo este año repite en la lírica.

Solo quería destacar lo mas extraordinario y de valor que le ha ocurrido, para bien de este certamen, el declarar desierta la sección cuento, como si fuera la última coca cola.


a morales cruz

miércoles, 24 de septiembre de 2014

Oreo desde la pintura del maestro Calvit



































Mario Calvit,  Pintor, escultor nacido en la República de Nicaragua el 29 de enero de 1933. Desde los 12 años reside en Panamá. Realizó sus primeros estudios en Antón y los secundarios en el Instituto Nacional. Estudió en la Escuela Nacional de Artes Plásticas

Hay un idea en la pintura de Calvit que tiene que ver con la desorientación y desfiguración del paisaje natural y humano en un intento por representar, desde los errores, la belleza plástica. Por eso en sus espacios hay un movimiento constante  de sus figuras que son o tienden a una abstracción de lo humano.  De la naturaleza y los personajes, el hombre, la mujer, el caballo son pretextos para un enunciado de la gloria de la naturaleza humana en su extensa tragicomedia donde sobresale lo pictórico sobre todas las cosas.  La forma es su principal preocupación.  La forma enruta el mensaje o fondo  si acaso lo hay  para cada mirada. Se impone la mirada del pintor y la ofrece y su ofrecimiento es su redención con sus hermanos que viene a ser lo mismo que la humanidad de un hogar lejano.


 a morales cruz








miércoles, 9 de julio de 2014

La pintura en la nuez




Chaim Soutine (1893-1943) era un apátrida y un judío en el París ocupado. Siguió pintando, escondido, lacerado por las úlceras de estómago. Al fondo de la galería Paul Kasmin hay una puerta que da a un espacio más reducido y menos iluminado que la sala principal. En él, solo en una pared, está uno de los últimos cuadros que pintó Soutine, una maternidad. Una mujer vestida de negro, con un ojo muy abierto, perdido, sosteniendo a un niño ya grande que parece que se le ha escurrido del regazo, con el cuello torcido, los ojos cerrados, las manos colgantes, la cara caída sobre un hombro, dormido o muerto. Se nos olvida la capacidad de la pintura para tratar los asuntos más graves que existen. Soutine pintó ese cuadro en 1942. En 1943 se arriesgó a abandonar su refugio para operarse las úlceras en una clínica de París. Murió en el quirófano, con cincuenta años.  De Antonio Muñoz M



miércoles, 4 de junio de 2014

Agua de Tanque (2do lugar Premio León A Soto 2012)




El movimiento de las cosas pequeñas

1
Ahora tengo la calma de sentarme en la silla
y escuchar las gotas caer del árbol
un árbol inventado a modo de sirena
Un árbol de melodías
crece como el incendio en un edificio abandonado
Tal parece una pintura
una pintura interior realizada con la calidad de las tardes
 cuando los bombardeos eran más
 a menos que quieras huir por el jardín de piedras
 tan bien hecho de piedras pintadas,
bromelias, juncos, salvias y geranios puros

el árbol de piedra se detiene en modo de éxtasis
y no me deja ver la infinidad de desastres






2

y me digo.... tengo todo el tiempo
y remo...  remo un bote al que no le he puesto nombre
pero no me desvía      su rectitud
es la punta de un lápiz haciendo círculos
como el dedo en la ventana de vidrio
cuando llueve y truenan de lejos letras de canciones
y camiones cargados de tierra pasan en la noche
y me recuerdan todas las cosas que he perdido
El horizonte se dobla y sale un gato
a su vez vivir me ha parecido alegre







3
Respiración     la dificultad de respirar de un buzo
cuando descubre el verde en el fondo del océano
y en su corazón hay palpitaciones
de su mujer en una foto en traje de baño
los cordones sueltos 
salto  la reja de metal hiriendo el viento

Eco tras eco me visitan hoy tareas incomprensibles:
un balón cargado en polvo
viejas cartas que se analizan al romperse
respiro esta flor
me alejan cien veces de un raro pensar







4
bajo las escaleras  visito otra vez mi pueblo
sus piedras gastadas
los postes de luz punzando el cielo
pero es un caballo que no recuerda
está detenido en la hierba crecida 
 se supone entre cerros y más cerros
y eso lo invade a uno de corazones pasados
paso el dedo por la acera   lo corro por los edificios
y es una piel diciéndome estuviste cerca
y eso me recuerda el mismo autobús que se asoma







5
es sin igual      todo es sin igual
como lo grato de quitarse la camisa
cuando apaga sus luces el estadio vacío
y un guarda inyecta su linterna en una oscura butaca
como quien busca la autobiografía de Andrea
los bucles de su pelo
alumbrados    
lejos    los amorosos







6
recojo las hojas   las últimas hojas son el patio
la grandiosa idea de la flor
sobre las hojas en el árbol
Esta paz  la escribo en el muro
y piensa uno en el mundo como el teclado de un piano
blanco                         negro
La tierra debajo de mi
es un avión bajo nubes
las hojas en la metáfora de la flor
una apariencia de página escrita








7
sentado en mi silla y afuera
un remolino atropella la pintura de un edificio
 a velocidad otras apariencias provienen

Desde la escritura imagino flechas descender  
sobre las vocales
Hago una escalera
y en la improvisación un precipicio
recaen en nudos en la garganta
la silla              la tarde            el clima
conspiran un trazo de pintura oreada







8
tengo todo el tiempo              hablando del tiempo
descubro mis pies su ir hacia la tienda
pero en la esquina olvida sus tareas

su olvidar
Un pasillo de hospital gira
en la vía láctea

En blanco, la luz, es el borde de lo rojo

La electricidad descubriéndose en la radio







9
he observado los utensilios
puestos por años sobre esta mesa
la cuchara abre            el tenedor hunde        escinde el cuchillo
en manos de un homicida desvanece
¿Qué relatividad hay en el pánico del vaso,
la mesa,  el lugar rodeado?   ¿qué mística?
Mi abuela tensaba el mantel
como un paño de lágrimas
el mantel sufre la sangre de los sacrificados
 la cuerda  alrededor de la nuca








10

no existe un paisaje que no llueva
llueve como un tronco por dentro
por dentro sólo un solitario estacionamiento
un domingo    las últimas horas 

La desolación en el paisaje es otra ambición del paisaje

El agua chorrea por la pared de la fábrica
anega la pista de los jinetes
el agua se ahoga en un vaso de agua







11

ahora que leo estas palabras
ventana           hielo                corazón
un corazón se destaza en el hielo de la ventana
aviso de escribir color verde

Un fusil encontrado después de una guerra
sirvió para enderezar un sembradío
para quitar las cortinas sucias
como vara
saltar la página            la época

el miedo no     es un arrullo vicioso 







12
con los ojos rosados
el que describe una iguana
ojea la vida
con sus binoculares 
es un cazador recientemente entrenado        
necesita experiencias subliminales:

debajo de la tierra el silencio de un agujero
y el cazador mira un insecto roer una etiqueta

una tortuga vira su navegación hacia el ojo del cazador
y ve a su novia con manzanas en el suelo
según el alba   según el dolor






13

no hay mayor soledad que la de la luna
corre  por su pasadizo negro
emborrachada se tira redonda
su impacto es el océano electrizante

un transeúnte              un beisbolista
le pintan cielos inexistentes
el astrónomo  avanza su avaricia de tenerla

un poeta la abre todos los días con un cuchillo
como un tirano sigue allí







14

Leo un libro cuyo autor soy yo
recostado en un edificio de apartamentos

Hay tanta confusión 
como en un viejo filme de guerra
y sus heridos

restriego los ojos
el filme se desinstala

Una pista de patinaje
el autobús cae en un hueco
es blanco el paisaje por donde la palabra se desliza






15

la pelota haciendo su propio abismo
pica en la pared como una lección de pintura
la veo frente al viejo frontón de mi niñez

la antigua pared gastada
huellas de redondez alrededor
como soga en la nuca

todos con la camiseta 14
todos se han ido con su número

oigo retumbos en la pared
  huir de una zapatilla






16

en otros días en que los aleros chorreaban
veía desde el muro que da a la playa
los buques anclados
el sufrimiento de escalar y ver su interior roto
húmedo

me rozaban puntas como de estrellas
o patas de gusano
me abrían un diseño
también de viejo hierro en un desastre

empeorando mi sueño de ancla
estático en la marea baja






17

... y me acostaba en las moléculas de un paño
abría los ojos y rastros de aire
espeluznantes    grotescos  rastros
rodeándome como cangrejos

cada mediodía ocurría esto

Pude hacer canciones
con ese temblor
y mi teclado saltando como arroz batido
se pudría con eso del mar orillando

con eso dormía
atravesado por letras rodando como toros
en círculos de teléfono






18

las manos en los bolsillos
la costumbre de ir con Diana
el barrio           los charcos      de reojo sus ojos
sobre el desierto extinto

y decía: estreno zapatos blancos

acudía hirviendo
exploraba la insinuación








19

después bajaba y el mar deshacía mi camisa
los talleres cerraban
el panadero echado de panza bajo las nubes
los botes
sobre la arena dormían sus laureles

las luces y los relatos acomodados como en un teatro
en la geometría de la bola de billar

bajo la tierra, manchas de hierba abotonadas






20

Oh,  los dulces geranios no mueren en las eras
el agua chorrea desde un viejo caño
hacia la calle una caja rota
y
todo infectado
mancha una amarillenta factura

 un día fuimos    un día suplicamos

tú, ella
pero todo estaba antiguo   ido por un pasadizo de la casa secreta
todo se había ido por la puerta principal
como huéspedes al tirar basuras




21
Un fanático funda una ciudad
en la pared de una cárcel roja

arriba el sol
despereza la silueta de un mar imaginado

de sus paredes salen
sólo grietas desde el cual un frío de mañana muerta    







22

sé que mis últimos días    son pañuelos y destejer y errar
harán una memoria quebradiza a modo de labor  
un solo balcón            la puerta          una cortina roja

dribleo  extra el abismo donde la pelota cae


mis dos hijas con sus encajes






miércoles, 12 de marzo de 2014

De Lady Mallet a Diana pasando por La Chorrera, décima provincia



Inicios de la Cruz Roja












Matilde de Obarrio Vallarino, la recordada fundadora de la Cruz Roja Panameña, nació el 13 de marzo de 1872, en el hogar formado por sus padres, Gabriel de Obarrio y Rita Vallarino. Tras realizar estudios en Nueva York y París, en 1892 contrajo matrimonio con Claude Coventry Mallet, cónsul británico en Panamá. A partir de ese momento emprendió una infatigable carrera humanitaria, en seguimiento de la cual realizó importantes obras en una época en que la actividad social del Estado se caracterizaba por su modesto alcance.


Batalla de Solferino
La idea de la Cruz Roja se remonta a 1859, cuando Henri Dunant, empresario, filántropo y activista social suizo, presenció, durante la batalla de Solferino, el suplicio de miles de soldados que agonizaban sin recibir atención médica. Aquella escena dantesca conmovió a Dunant, quien en 1863 fundó el Comité Internacional para el Socorro de los Heridos, posteriormente denominado Comité Internacional de la Cruz Roja. Su objetivo principal era atender a los heridos de guerra y aportar algunos elementos de humanidad a los conflictos bélicos (http://www.ifrc.org/es/nuestra-vision-nuestra-mision/historia/).


Antoni Tapies
Además de su labor en tiempos de guerra, la Cruz Roja se propuso, desde muy temprano, prestar asistencia a los damnificados en tiempos de paz. Fue este aspecto de la labor de la organización el que inspiró, en 1917, la creación de la Cruz Roja Nacional por Matilde de Obarrio, cuyo marido era ya ministro (embajador) del Reino Unido en Panamá y a quien por sus servicios a la diplomacia le fue conferida la Orden de San Miguel y San Jorge por el rey Jorge V. Desde entonces fue conocido como Sir Claude y su consorte, como Lady Mallet.
 CARLOS GUEVARA MANN


Estimados:
Eugene Delacroix
Ahh … ahora que me recuerdo, durante uno de mis viajes al Cantón suizo de Vervier tuve la oportunidad de visitar el Gran Chalet perteneciente a Dunant donde quedé embelesado ante un cuadro que describía con un acento épíco-romántico-simbolista la batalla de Solferino que alude el comentario periodístico.  Esa tarde me quedé pensando en el tamaño de la emoción que me había traducido el pintor de nombre Bergués du Manier de su obra, que interponía claridades diáfanas con tragedias como las de cualquier guerra inhóspita, a punta de fusil y grandes espadones y hachas. Ahh como recuerdo el prado verde sucumbir ante el frío suizo de esa estancia que me hizo ir del porche,  donde me deleitaba con un cognac le corbuisier du roman,  hasta bien adentro del calor de la chimenea del living interior. Ahhh si supieran Sir Claude y Lady Mallet cuantos recuerdos me trajo este cuadro y su filantropía gauchesca al verla con sus ires y venires en el hospital Santo Tomas con su delantalito blanco atender a tanta chorrillera recien preñada y sin un quinto, ahhh cuánto.
                A  morales cruz


Cuando leo estos pasajes de la historia pre-republicana y republicana del país me queda un sabor a rancio queso burgués, de los que se brindan y degustan en las elegantes residencias con amaderados salones tapizados de roble, cristalería y blasones.  Sin embargo, muchas alcobas contarían historias de pasión, con olor a fogón criollo.
Jairo Ll.ardo