viernes, 28 de enero de 2011

FORMULARIOS PARA ROBAR



En un replanteo de la escritura voy a revisar algunos cuentos y corregirlos o ampliar su tramas con otras frases, metáforas etc hasta donde sea posible, dependiendo de la motivación que sienta respecto al cuento, a lo que sea capaz de inducirme o seducirme… para hacer una especie de “Volumen II” o partes (II,III,IV etc) com las películas.. pero en un proceso a lo inverso de versión a colores devolverlo a versión blanco y negro … no es una repetición, propiamente es un remake? Tampoco. Voy hacer que descienda hacia otra identidad o manera de hacer explosión. Como si fuera un objeto adaptable. Ahora bien, ¿qué es una textura blanco y negro: la verdad de los periódicos, la realidad? Pareciera ser que la Gran Verdad aparezca o sea natural que aparezca en blanco y negro. Si vemos el origen del cine toda su textura se enriquece con esta etiqueta. La elegancia y fineza que reproducen en las virtudes de la mujer y lo caballero de un hombre es doblemente evidente cuando se cruzan estos elementos de la realidad. La novela negra opera en una seducción enigmática de suspenso por sus características asociadas con estos colores, porque el blanco y negro son colores. Creo que bajo este entramado, se facilita el crear ciertas incomodidades que abren vías para que el lector active su dinámica de participación entrelazando sus puntos de vista con el texto de una forma sutil con ínfulas de corregir hasta crear una nueva naturaleza performativa de la escritura: el lector recreando otro texto en papel espiritu.
Hay una idea que estoy trabajando sobre un relato negro. Es la historia de un pesista que se hizo pesista a partir de todas las figuras que siempre veía en paquines, vallas, de ese famoso fisiculturista Charles Atlas que fuera Mister Universo en la década del 60. Entonces Glauco como se llama, es abandonado por su madre que luego de morir su padre en un accidente manejando una grúa, ella conoce a Lester un obrero del canal que tiene libreta y facilidades para sacar comida “de la buena” una expresión parecida a una norma ISO como referente de todo lo que procedía de la Zona del Canal gobernada por los gringos. Expresión exaltada de las virtudes de lo americano que por mucho tiempo fue usado en conversaciones diurnas y nocturnas. Pues bien Lester acostumbra a la madre del pesista a pasear casi todos los días en su Ford convertible de color anaranjado, y el niño no puede evitar ver los anuncios de Charles Atlas, así de boca arriba, como acostumbra ir en el asiento de atrás. La madre no puede hablar más de cuatro cosas por vergüenza ante su hijo y decide un buen día entregarle a su hermana soltera a su hijo “para que lo cries mejor que yo” porque nos vamos a ir Lester y yo por carretera hasta Tucson…

La imagen es del escultor inglés Anthony Caro