jueves, 18 de agosto de 2011

FERIA INTERNACIONAL DEL LIBRO 2011





Cómicas de Berlín, es un libro que reune, lo que llamo, textos poemáticos algunos publicados en revistas electrónicas y de papel, como Maga, del maestro Jaramillo Levi. Además acompañan pequeños collages que interactuan en una alianza entre literatura con arte visual, un ejercicio simbiótico.

… es un libro mundano, cosmopolita por sus manías y presunciones; nihilista, iconoclasta, pero sin dejar de ser católico hasta las wachas. Es un libro que se puede decir irreverente, pero es melancólico. Un libro que también tiene errores y exhala cierto moho por el tiempo que estuvo luchando por salir. Lo que estoy enumerando son caracteres de su proceso existencial, no de su calidad literaria, gráfica que sin duda a otro le corresponde.


a morales cruz








miércoles, 1 de junio de 2011

Poniéndose verde

Invitación a mover los músculos y reconozco que los zapatos rotos me observan.
Un estilo callado sale de ellos como la pobreza escrita en un letrero gubernamental “pobreza”.
En contra, por supuesto, se construirán caminos y llevaremos agua potable
para que todos se limpien el culo, una noche fría de octubre
cuando se inauguren las estrellas…

¿Te sorprendo? Odio la madrugada. Salgo de mi casa antes de caerme de la cama.
Hediondo de no bañarme desde hace días. Cínico, me fumo un cigarrillo y los recuerdos de la cárcel vienen en forma de palomas mensajeras
o en papelitos que mi novia guarda entre su brasier.
>Recuerda que sales en 22 meses<. A mi abogado se le cayó un botón del Armani.
Y me cobra como si fueran cientos de helados para niños pobres en las navidades
¿Cuándo putas es el día del niño? Si, me interesan los días sin madrugada
Porque debo caminar como 10 kilómetros hasta la toma del bus
y en la oscuridad y con las bolsas negras desbordadas de latas, comida podrida y las aguas negras fluyendo imparables hacia el cielo... pienso tocarle la puerta a alguien
se despierte y me acompañe.

A. Morales Cruz



martes, 17 de mayo de 2011

GASOLINA



que yo recuerde, eso lo dije una vez ya hace tiempo, … si hay algo que me gusta es el olor de la gasolina… La primera vez que fui a una gasolinera en la esquina de calle 32, me dieron verdaderas intuiciones de que siempre me gustaría ese olor metálico que penetra todos los demás olores del mundo. El olor de la gasolina se fue conmigo para siempre. No lo pude entender muy bien, nunca, pero era imposible evitar su retorno cuando subia una cuesta o bajaba hasta las casas que están construyendo en el malecón. Ni la brisa del mar pudo cambiar la influencia filosa de la gasolina cuando fluye de la manguera y hace espejismos en el piso. Pensé que su olor penetrante podría ser capaz de cambiar mi sentido motriz y prestidigitar cualquier cosa…
Avanzar sobre el aire, irme y también regresar. Una alucinación estable sobre los poderosos emprendimientos de la vegetación cuando la arranca una oleada de lodo y desperdicios de comida y plástico. Mi padre tenía un carro que siempre estaba descompuesto. Por lo general, yo iba en el asiento de atrás, por lo que me ensimismaba cuando se detenía a tomar combustible y una vez más me daba el chance de llevarme ese olor primero que todavía me persigue como un perro al hueso y que haría cualquier cosa para que no desapareciera…
okey, pero a veces pienso… qué tal si todo esto resulta falso?






Imagen y texto A. Morales Cruz



lunes, 25 de abril de 2011

Qué larga vida

Este me parece un buen título para el libro que tengo al borde de la mesa donde a veces escribo, como de veintipico de capítulos o secciones de diferente naturaleza práctica. En cada cubículo se practica algún deporte, animación, escena, número de magia, gimnasia; hasta la lenta y aturdida práctica del ajedrez.

Hoy es el día del escritor y también se acaba de morir el poeta Gonzalo Rojas, auténtico sostenedor de sacos de sal los cuales le ejercitaban la lengua y los brazos para levantar tantas veces como quería los poderosos poemas que nos deja su trabajo. Y digo “trabajo” es lo que identifico en la forma de escritura de Rojas. Lo vínculo más con trabajos en minas de sal y mar por las que nadie pasa, y si lo hacen se les pincha un llanta o se quedan sin gasolina. Y ahí siguen sus poemas como piedra en zapato.

Ya leí sobre una Casa del Escritor, donde no veo a un escritor presidiendo semejante burocracia. No vislumbro mucho de este proyecto, pero el tema organizativo lo partiría en dos, así: un buen gerente de operaciones con extremas habilidades para promover y organizar eventos que faciliten divulgar la labor del escritor. Para gestionar recursos y lanzar al mundo la propuesta de los escritores en su confrontación sana con los otros. Facilitar su hacer y qué hacer. Proponer nuevos sistemas de lectura para que mis libros se lean más. Red de contactos que expanda la participación en ferias de libros, editoriales, residencias, etcétera. Tareas que no se ajustan a los escritores, sino a gerentes.

Los escritores, por su lado, en lo que deben estar: escribiendo
.




“vista hace fé”



a. morales cruz (texto e imagen)





martes, 1 de marzo de 2011

Poesía de cabeza redonda


Estiro las piernas, pienso en los temas recurrentes de la poesía. Simic es un poeta de la duración de las horas contemplando cómo se cae un grano de maíz de la mesa al piso sucio del restaurante situado en el centro de la ciudad. En una calle recién rociada de ereclipton”, un material para fumigar fondas y comedores populares. Por lo general, ocurre que lo que se premia son esos poemas bonitos, correctos con todavía la marca del modernismo del siglo pasado o del compromiso social. Con los temas de el cielo, la luna, los árboles como si narrar la naturaleza o la enumeración de tópicos tenga que ver con la poesía. Cuando la poesía tiene que ver más con la naturaleza humana: el dolor, la alegría, el miedo, la envidia, el amor, y los acontencimientos del tiempo que transcurre: la web, la soda light, el hotmail y los edificios de apartamentos con techos de gipson, etc. En mi punto, veo la poesía como intrínseco del hombre, no de la naturaleza, que de por sí, es un vehículo que utiliza la poesía para sostener la deformación en que se convierte una hoja, por ejemplo, cayéndole en el pelo a una mujer, y cómo esa caída, la poesía la convierte en un suceso negro, azul o de luz o si no también.

A. Morales Cruz (Texto e Imagen)


Tardío septiembre (Charles Simic)

El camión del correo va por la costa
con una sola carta.
Al final del extenso muelle
una aburrida gaviota levanta de vez en cuando una pata
y luego olvida bajarla.
En el aire se cierne una amenaza
de tragedias por venir.

Ayer en la noche, creíste escuchar la tele
en la casa vecina.
Estabas seguro de que estaban reportando
sobre algún horror nuevo.
Así que saliste para averiguarlo.
Descalzo, con apenas una pantaloneta.
Era tan solo el mar que sonaba cansado
después de tantas vidas
de pretender apresurarse hacia algún lugar
sin lograr jamás llegar a él.

Esta mañana parece domingo.
El cielo hizo su parte
y no proyectó ninguna sombra en la acera
o en la hilera de cabañas vacías.
Entre ellas, una pequeña iglesia
con una docena de tumbas grises arropadas
como si también tuviesen escalofríos.

viernes, 28 de enero de 2011

FORMULARIOS PARA ROBAR



En un replanteo de la escritura voy a revisar algunos cuentos y corregirlos o ampliar su tramas con otras frases, metáforas etc hasta donde sea posible, dependiendo de la motivación que sienta respecto al cuento, a lo que sea capaz de inducirme o seducirme… para hacer una especie de “Volumen II” o partes (II,III,IV etc) com las películas.. pero en un proceso a lo inverso de versión a colores devolverlo a versión blanco y negro … no es una repetición, propiamente es un remake? Tampoco. Voy hacer que descienda hacia otra identidad o manera de hacer explosión. Como si fuera un objeto adaptable. Ahora bien, ¿qué es una textura blanco y negro: la verdad de los periódicos, la realidad? Pareciera ser que la Gran Verdad aparezca o sea natural que aparezca en blanco y negro. Si vemos el origen del cine toda su textura se enriquece con esta etiqueta. La elegancia y fineza que reproducen en las virtudes de la mujer y lo caballero de un hombre es doblemente evidente cuando se cruzan estos elementos de la realidad. La novela negra opera en una seducción enigmática de suspenso por sus características asociadas con estos colores, porque el blanco y negro son colores. Creo que bajo este entramado, se facilita el crear ciertas incomodidades que abren vías para que el lector active su dinámica de participación entrelazando sus puntos de vista con el texto de una forma sutil con ínfulas de corregir hasta crear una nueva naturaleza performativa de la escritura: el lector recreando otro texto en papel espiritu.
Hay una idea que estoy trabajando sobre un relato negro. Es la historia de un pesista que se hizo pesista a partir de todas las figuras que siempre veía en paquines, vallas, de ese famoso fisiculturista Charles Atlas que fuera Mister Universo en la década del 60. Entonces Glauco como se llama, es abandonado por su madre que luego de morir su padre en un accidente manejando una grúa, ella conoce a Lester un obrero del canal que tiene libreta y facilidades para sacar comida “de la buena” una expresión parecida a una norma ISO como referente de todo lo que procedía de la Zona del Canal gobernada por los gringos. Expresión exaltada de las virtudes de lo americano que por mucho tiempo fue usado en conversaciones diurnas y nocturnas. Pues bien Lester acostumbra a la madre del pesista a pasear casi todos los días en su Ford convertible de color anaranjado, y el niño no puede evitar ver los anuncios de Charles Atlas, así de boca arriba, como acostumbra ir en el asiento de atrás. La madre no puede hablar más de cuatro cosas por vergüenza ante su hijo y decide un buen día entregarle a su hermana soltera a su hijo “para que lo cries mejor que yo” porque nos vamos a ir Lester y yo por carretera hasta Tucson…

La imagen es del escultor inglés Anthony Caro