lunes, 25 de abril de 2011

Qué larga vida

Este me parece un buen título para el libro que tengo al borde de la mesa donde a veces escribo, como de veintipico de capítulos o secciones de diferente naturaleza práctica. En cada cubículo se practica algún deporte, animación, escena, número de magia, gimnasia; hasta la lenta y aturdida práctica del ajedrez.

Hoy es el día del escritor y también se acaba de morir el poeta Gonzalo Rojas, auténtico sostenedor de sacos de sal los cuales le ejercitaban la lengua y los brazos para levantar tantas veces como quería los poderosos poemas que nos deja su trabajo. Y digo “trabajo” es lo que identifico en la forma de escritura de Rojas. Lo vínculo más con trabajos en minas de sal y mar por las que nadie pasa, y si lo hacen se les pincha un llanta o se quedan sin gasolina. Y ahí siguen sus poemas como piedra en zapato.

Ya leí sobre una Casa del Escritor, donde no veo a un escritor presidiendo semejante burocracia. No vislumbro mucho de este proyecto, pero el tema organizativo lo partiría en dos, así: un buen gerente de operaciones con extremas habilidades para promover y organizar eventos que faciliten divulgar la labor del escritor. Para gestionar recursos y lanzar al mundo la propuesta de los escritores en su confrontación sana con los otros. Facilitar su hacer y qué hacer. Proponer nuevos sistemas de lectura para que mis libros se lean más. Red de contactos que expanda la participación en ferias de libros, editoriales, residencias, etcétera. Tareas que no se ajustan a los escritores, sino a gerentes.

Los escritores, por su lado, en lo que deben estar: escribiendo
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“vista hace fé”



a. morales cruz (texto e imagen)