lunes, 26 de abril de 2010

Texto pendiente de título



Me levanto una mañana del mismo modo como lo hice el día anterior a éste. Por supuesto es un día que desconozco. Pasaron cosas tan rápidas, con tal velocidad que mis recuerdos entraron en una etapa de congelación, desde entonces, vivo tapado con abrigos hechos con pieles de osos y de ballenas que todavía huelen a ballena por los rastros de su propia sangre. En fin, esta mañana me levanto y prosigo a afeitarme aunque me detengo en ese momento. Tiro la navaja sobre el lavabo y entro a la recámara a reclamarle a mi mujer, porque no hay jabón de la marca que me gusta y que ella siempre, dócilmente, placenteramente me trae luego de estar durante horas haciendo fila para pagar en un supermercado de ofertas. Estos son los dilemas de cada mañana en ciudad Naranja, unos tratan de ponerte triste, otros acontecimientos menos taciturnos, alejados de rutinas de agentes de seguridad, salen disparados por las ventanas en alegrías de balas.