Cuando leo los
fallos del Miró me dan ganas de vomitar. No, no es porque no me lo dieron, sino
por el hecho de que el Miró es un hecho literario imprescindible para los
autores que esperan alguna señal de que están por lo menos en el camino (de no
sé dónde), pero que sigue siendo un estímulo tridimensional de gran emoción
para los ganadores. Con mayor razón en
Panamá, este revuelto y desordenado país, pero sexy, inmerso en un paradisíaco colonialismo comercial. Como se dice, todo concurso es arbitrario, sin embargo el
Miró es el Miró y es un logro apreciable el que te lo ganes, y Lo demás es silencio que se esparce en
la complicidad de los que no se lo dieron.
Este año
2014, salud y mi respeto a todos los
ganadores.
Lo notable ha
sido declarar desierta la sección cuento. Denota valentía y compromiso con la
buena literatura. En cuento no hubo este año literatura, según el parecer de
este prestigioso jurado: andrea (chile)
y Benavides (perú). Pero eso confirma el haber realizado un buen trabajo. Hay
dos cosas que pueden estar ocurriendo con los cuentistas, recordemos la gran
cantidad de talleres y actividades para impulsar el género que bien saben hacer
Jaramillo Levi y Carlos Wynter. Unos, están más preocupados en perfeccionar sus
escritos y optaron por no enviar sus trabajos, los otros que enviaron sus
obras se creyeron el cuento.
En poesía, no
acierto a entender uno de ellos que más bien anda por la sicología que la literatura, es nuevamente
jurado. A propósito de repetir con otro jurado que, en varias ocasiones lo ha sido el poeta, de
nuevo este año repite en la lírica.
Solo quería
destacar lo mas extraordinario y de valor que le ha ocurrido, para bien de este
certamen, el declarar desierta la sección cuento, como si fuera la última coca
cola.
a morales cruz
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