miércoles, 12 de marzo de 2014

De Lady Mallet a Diana pasando por La Chorrera, décima provincia



Inicios de la Cruz Roja












Matilde de Obarrio Vallarino, la recordada fundadora de la Cruz Roja Panameña, nació el 13 de marzo de 1872, en el hogar formado por sus padres, Gabriel de Obarrio y Rita Vallarino. Tras realizar estudios en Nueva York y París, en 1892 contrajo matrimonio con Claude Coventry Mallet, cónsul británico en Panamá. A partir de ese momento emprendió una infatigable carrera humanitaria, en seguimiento de la cual realizó importantes obras en una época en que la actividad social del Estado se caracterizaba por su modesto alcance.


Batalla de Solferino
La idea de la Cruz Roja se remonta a 1859, cuando Henri Dunant, empresario, filántropo y activista social suizo, presenció, durante la batalla de Solferino, el suplicio de miles de soldados que agonizaban sin recibir atención médica. Aquella escena dantesca conmovió a Dunant, quien en 1863 fundó el Comité Internacional para el Socorro de los Heridos, posteriormente denominado Comité Internacional de la Cruz Roja. Su objetivo principal era atender a los heridos de guerra y aportar algunos elementos de humanidad a los conflictos bélicos (http://www.ifrc.org/es/nuestra-vision-nuestra-mision/historia/).


Antoni Tapies
Además de su labor en tiempos de guerra, la Cruz Roja se propuso, desde muy temprano, prestar asistencia a los damnificados en tiempos de paz. Fue este aspecto de la labor de la organización el que inspiró, en 1917, la creación de la Cruz Roja Nacional por Matilde de Obarrio, cuyo marido era ya ministro (embajador) del Reino Unido en Panamá y a quien por sus servicios a la diplomacia le fue conferida la Orden de San Miguel y San Jorge por el rey Jorge V. Desde entonces fue conocido como Sir Claude y su consorte, como Lady Mallet.
 CARLOS GUEVARA MANN


Estimados:
Eugene Delacroix
Ahh … ahora que me recuerdo, durante uno de mis viajes al Cantón suizo de Vervier tuve la oportunidad de visitar el Gran Chalet perteneciente a Dunant donde quedé embelesado ante un cuadro que describía con un acento épíco-romántico-simbolista la batalla de Solferino que alude el comentario periodístico.  Esa tarde me quedé pensando en el tamaño de la emoción que me había traducido el pintor de nombre Bergués du Manier de su obra, que interponía claridades diáfanas con tragedias como las de cualquier guerra inhóspita, a punta de fusil y grandes espadones y hachas. Ahh como recuerdo el prado verde sucumbir ante el frío suizo de esa estancia que me hizo ir del porche,  donde me deleitaba con un cognac le corbuisier du roman,  hasta bien adentro del calor de la chimenea del living interior. Ahhh si supieran Sir Claude y Lady Mallet cuantos recuerdos me trajo este cuadro y su filantropía gauchesca al verla con sus ires y venires en el hospital Santo Tomas con su delantalito blanco atender a tanta chorrillera recien preñada y sin un quinto, ahhh cuánto.
                A  morales cruz


Cuando leo estos pasajes de la historia pre-republicana y republicana del país me queda un sabor a rancio queso burgués, de los que se brindan y degustan en las elegantes residencias con amaderados salones tapizados de roble, cristalería y blasones.  Sin embargo, muchas alcobas contarían historias de pasión, con olor a fogón criollo.
Jairo Ll.ardo